La galaxia NGC 6753, fotografiada aquí por el telescopio espacial Hubble de la NASA / ESA, es un remolino de color: las explosiones de azul en los brazos espirales son regiones llenas de estrellas jóvenes que brillan intensamente con luz ultravioleta, mientras que las áreas más rojas están llenas de estrellas más viejas que emiten en el infrarrojo cercano más frío.
Pero hay más en esta galaxia de lo que parece el Hubble. A 150 millones de años luz de la Tierra, los astrónomos destacaron NGC 6753 como una de las dos únicas galaxias espirales conocidas que eran lo suficientemente masivas y lo suficientemente cercanas como para permitir observaciones detalladas de sus coronas. Las coronas galácticas son regiones enormes e invisibles de gas caliente que rodean la masa visible de una galaxia, formando una forma esferoidal. Las coronas son tan calientes que pueden ser detectadas por su emisión de rayos X, mucho más allá del radio óptico de la galaxia. Debido a que son tan tenues, estas coronas son extremadamente difíciles de detectar.
Las coronas galácticas son un ejemplo de signos reveladores que los astrónomos buscan para ayudarlos a determinar cómo se forman las galaxias. A pesar de los avances realizados en las últimas décadas, el proceso de formación de galaxias sigue siendo una cuestión abierta en astronomía. Se han sugerido varias teorías, pero dado que las galaxias tienen todas las formas y tamaños, incluidas las elípticas, espirales e irregulares, hasta ahora ninguna teoría ha sido capaz de explicar satisfactoriamente los orígenes de todas las galaxias que vemos en todo el Universo.
Crédito: ESA / Hubble & NASA, Agradecimiento: Judy Schmidt
Crédito del texto: Agencia Espacial Europea
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